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Las motos deportivas están orientadas a motoristas expertos. Su concepto deriva de las motos de competición y están pensadas para dar lo mejor de sí en un circuito o en carreteras a alta velocidad.

En los años 80 y 90 tuvieron su momento de gloria, pero las mejoras en el control de la velocidad en carretera, y las multas que conllevan, hicieron que poco a poco fueran reemplazadas por otro tipo de motos como las naked.

Si una moto deportiva está orientada hacia el turismo, suavizando su motor y haciendo que su postura de conducción sea menos radical, estamos hablando de una moto sport turismo.

Para viajar, una moto deportiva suele ser una mala recomendación porque tendrá suspensiones demasiado duras y un comportamiento de su motor muy radical. También la postura de conducción de una moto deportiva condiciona su confort porque llevaremos el cuerpo aplanado sobre el depósito del combustible y los brazos demasiado pegados al cuerpo por el pequeño tamaño de su manillar.

Para llevar una moto deportiva tienes que contar con bastante experiencia en moto

Una moto deportiva se conduce con todo el cuerpo, sin usar demasiado la palanca del manillar, lo que exige que tengamos bastante experiencia a sus mandos.

Las motos deportivas pueden ser de cualquier cilindrada, las tienes también de 125 centímetros cúbicos para el carnet de coche o de 300 centímetros cúbicos para el A2. Pero las grandes motos deportivas son de media cilindrada, de 600 ó 650 centímetros cúbicos, o de gran cilindrada, 900 ó 1000 centímetros cúbicos. Las primeras se basan en el Mundial de Super Sport, y las segundas en el de Superbikes o en el de MotoGP.

Las recientes motos deportivas llevan unidades de medición inercial, elementos que miden la posición de la moto en aceleración, frenada o inclinación y son capaces de configurar el motor, suspensiones o sistema de frenada en función de las necesidades del piloto o de la seguridad.

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